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El Museo Larreta y su jardín, los imperdibles de Buenos Aires
Actualizado: 2 may 2020

En pleno barrio de Belgrano (a metros de la intersección entre Cabildo y Juramento), hay un sitio que ve gente pasar por delante de su puerta pero al que pocos deciden entrar. Un rincón ideal para quienes buscan un “lugar distinto” en medio de la ciudad...

Es el Museo de Arte Español Enrique Larreta. Conocido por haber sido casa del célebre escritor pero además por haber servido como sitio de veraneo familiar.
Hacia 1886, año de la inauguración del edificio, Belgrano era un barrio de quintas. Sólo 30 años después le hicieron modificaciones a su fachada (las cuales permitieron que su aspecto luciese tal y como se lo aprecia hoy día) y, desde 1961, es museo y patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires.
¿Qué los espera en este espacio cultural?
En primer lugar, hay guías que los orientan en la entrada de la residencia. Además, para saber un poco de la historia al llegar, pueden apreciar las proyecciones que se realizan sobre el piso. Ahí se plasman unas imágenes ilustrativas muy claras sobre quién era Larreta y cómo era su hogar.
Nadie puede negar que este sitio tiene carácter mediterráneo de sobra. Salas con objetos de exhibición permanente (como un altorrelieve de La Sagrada Familia que data del año 1600), capilla propia, biblioteca de lujo, un jardín andaluz imponente y exposiciones especiales: todo esto y más aguarda en excelentes condiciones para ser apreciado por los visitantes de la ex-residencia.

Es importante saber que no hay un orden o una lógica particular para recorrer este sitio. Eso sí: todo es digno de ser visto.

Las vestimentas típicas españolas están impecables; los tapices sobre las paredes están en perfecto estado.
Los retablos (aquellas piezas arquitectónicas que se sitúan detrás de los altares con motivos decorativos) del Renacimiento se
lucen en cada sala en la que se encuentran. Sobresale el cuidado que Larreta, como buen coleccionista, procuró tener para con sus obras.
Sobre el Patio Andaluz del Larreta: el oasis porteño y secreto
Es posible encontrar un pedacito de Granada, la localidad del sur de España, oculta en pleno Belgrano. Es aquí, en el jardín de la casa, donde yacen maravillas naturales y se ven los rasgos típicos de La Alhambra.

Se pueden admirar la frondosidad y la frescura típicas que la tradición árabe consideraba como “ infaltables” para que este espacio remitiera en la mayor medida posible a un espacio idílico. Todas las especies mantienen un aspecto “selvático”; virgen. Hay palmeras, naranjos, flores aromáticas. Incluso, sobre una de las esquinas de este patio, hay una glicina del año 1910.
Lo lindo y mágico es que estos detalles de las especies son compartidos a sus visitantes por nada más ni nada menos que su jardinero y cuidador emblemático desde hace decenas de años: Antonio Sturla. En días selectos especiales, es él mismo quien revela los secretos de este espacio mágico. Inclusive, en Youtube están disponibles varias de sus explicaciones para los cibernautas que deseen oírlo a él y descubrirlo por su propia cuenta cuando ingresen a la ex casa del autor de la novela La Gloria de Don Ramiro.
Según ciertas fuentes consultadas, este espacio está dividido con un laberinto de ligustrinas en 4 secciones, las cuales hacen referencia a cada uno de los elementos de la naturaleza: agua, aire, fuego y tierra.
Además, a lo largo y ancho de este sector verde, hay elementos y formas que se combinan e invocan tanto a Europa como a Oriente. Por ejemplo, esto se ve claramente en la “Fuente de Las Ranas”, ubicada en el centro del patio.

Entre los aspectos musulmanes, se aprecia la forma octogonal de la fuente. El número 8, visto horizontalmente (∞) remite al infinito; a la instancia entre el cielo y la tierra.
Los rasgos europeos occidentales, por su parte, se hallan en los revestimientos y las esculturas de las ranas mismas.
¿Qué más pude conocer en mi visita al Larreta?
Tuve la oportunidad de ver una muestra de tres grandes exponentes de distintos movimientos artísticos: Dalí (surrealismo), Goya (expresionismo) y Picasso (cubismo).
El hilo conductor de esta exhibición en el Larreta era la tauromaquia; definida por algunos diccionarios como la “técnica o el arte de dominar toros” o bien como “corridas de toros”. Montada en 3 pequeñas salas distintas, cada espacio exponía dibujos y grabados que revelaban la fascinación de estos artistas por la tradición española.
Aquellas imágenes no podrían estar en mejor lugar: Larreta había sido diplomático y había permanecido en España durante un período de su vida. Al volver, su residencia puso en evidencia su fanatismo por el país vasco y su cultura.
Sin lugar a dudas, si buscan sorprenderse en Buenos Aires, sólo deben cruzar la puerta del Museo Larreta y encontrar un mundo árabe y español a la vez. La visita es relativamente corta, asique si tienen tiempo, también pueden ir al Barrio Chino de la ciudad, y acercarse a curiosear. Queda solamente a unos 600 metros.
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