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Por qué hay que ir a ver Aladdin al teatro
Dudé muchísimo acerca de si valía la pena ir a ver una obra de Disney, no por una cuestión de calidad- jamás pensaría que un producto de la compañía del ratón fuese malo- sino porque, al haber visitado los parques de Orlando, los de Anaheim, y más especialmente, después de haber pasado 4 inmejorables días a bordo de un barco de la flota de cruceros de Disney, creí que el ratón más famoso del mundo ya no tenía nada más para ofrecerme. Y sin embargo, nunca hice una apuesta tan errónea.
En el Teatro New Amsterdam de NYC hay magia desde que se estrenó esta obra, en 2014. Si el personaje del Genio en la película- a quien el fallecido actor Robin Williams le prestó su voz- te gustó, el del teatro te va a fascinar diez veces más: James Monroe Iglehart se ganó un premio Tony por su performance y demostró función tras función que combinar entretenimiento tanto para quienes aman el género musical como para quienes no lo eligen como primera opción, es posible. En la actualidad, es el actor Michael James Scott quien traslada el dinamismo del dibujo animado celeste a las tablas con una naturalidad casi inexplicable. No sólo llama la atención del espectador por su magnifica voz, sino por su calidez: es el espíritu del Genie en 2D que cobra vida imperceptiblemente.
La obra es extensa: son casi tres horas de show con un intervalo de 15 minutos. Cada segundo vale la pena para observar. Los telares que cubren el escenario son arte colgando del techo: cada metro cuadrado fue seleccionado e importado desde Medio Oriente. Asimismo, el vestuario está orientado en vestimentas del norte africano. Todo hace que nuestra mente se traslade a la imaginaria tierra de “ Agrabah”.
Un toque de magia lo da también el actor Jonathan Freeman, dado que es el quien le da voz a Jafar en la película de 1992 y quien le da vida en el teatro. No es un dato que sume a la hora de elegir ir a ver Aladdin pero que, si uno se pone a pensar, es una forma que tiene Disney de demostrar que no todo lo que está detrás de una pantalla es ilusorio. Uno escucha y ve efectivamente que Jafar está presente.
Adam Jacobs se pone en la piel de Aladdin, y a los espectadores se les pone la piel de gallina. Se nota el entrenamiento, la sincronía de los pasos de baile combinados con las notas musicales que salen de sus cuerdas vocales sin desentonar. Llega el momento durante el espectáculo donde uno se plantea cómo es posible que alguien obtenga tan buenos resultados a la hora de presentarse en vivo y demostrar que estudiar comedia musical puede ser muy fructífero. También se lo puede identificar como Sky en la obra de Broadway Mamma Mia! y como Simba durante unas temporadas en El Rey León. Una joya de intérprete.
Hoy la obra no está en Broadway pero a no desesperanzarse; pues está dando vueltas por el territorio americano. Mientras tanto, tiene también su versión inglesa y otra australiana. Ambas de igual calidad que el show que vio la luz en la Avenida 42 de NYC.
Ir a ver un musical en la plaza más famosa del mundo es toda una experiencia. Y es una inversión: puede resultar una actividad costosa si no se saca con la debida anticipación. (Por ejemplo, se pueden sacar tickets en el sitio web oficial de la obra o bien en Broadway Box con algún descuento ) No lo dudes: andá a ver el show. Por suerte, Spotify tiene la lista de las canciones para cuando salgas con toda la emoción y la adrenalina y no quieras parar de cantar los éxitos de este musical.
Descubrí un mundo ideal.
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